La calle de La quemada

la calle de la quemada

Muchas de las calles, puentes y callejones de la capital de la Nueva España tomaron sus nombres debido a sucesos ocurridos en las mismas, a los templos o conventos que en ellas se establecieron o por haber vivido y tenido sus casas personajes y caballeros famosos, militares y gente de alcurnia. Este es el caso de la calle de La quemada, que hoy lleva el nombre de Quinta Calle de Jesús María, y según nos cuenta esta dramática leyenda, tomó precisamente ese nombre en virtud a lo que ocurrió a mediados del siglo xvi.

Se cuenta que en aquellos días, cuando regía la Nueva España don Luis de Velasco I, vivían en una amplia casona don Gonzalo Espinosa de Guevara y su hija Beatriz, ambos españoles provenientes de la Villa de Illescas. Poseían una gran fortuna que en muy poco tiempo se acrecentó gracias a los negocios y a la inteligencia del padre.

Las crónicas nos relatan que Beatriz era una mujer muy bella, siendo ésta un vínculo de atracción más que el dinero: veinte años de edad, cuerpo de graciosas formas, ojos glaucos, rostro hermoso y de una blancura de azucena, enmarcado en abundante y sedosa cabellera bruna que le caía por los hombros y formaba una cascada hasta la espalda de fina curvatura.

Se asegura que además de esas cualidades físicas, su alma era toda bondad y dulzura, pues gustaba de amparar a los enfermos, curar a los apestados y socorrer a los humildes por los cuales llegó a despojarse de sus valiosas joyas en plena calle para dejarlas en esas manos temblorosas y cloróticas.

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