Todo el mundo tiene un amigo capaz de emitir flatulencias equivalentes en olor a una tonelada de huevos podridos, ¿o no? Entonces, la próxima vez que el apestoso decida liberar toda la “ira” que tiene acumulada en su interior cerca de ti, sugiérele la idea de que puede hacer eso de una forma más eficiente y directa.
Después de todo, ya sabemos cómo se comportan los gases. Una vez liberada la carga mortal, resulta prácticamente imposible controlar su dirección y alcance… hasta ahora.