El día 22 de junio de 1961 pintaba para ser otro más en la cotidiana vida de la familia Edgington, pero inesperadamente se convirtió en su peor pesadilla. En esa fecha, el pequeño Richard Edgington, de cinco años de edad, jugaba frente a su casa ubicada en un tranquilo vecindario de Nueva York cuando una chica se le acercó.
A los doce años llegué a la conclusión de que todas las personas en este mundo, incluidos los integrantes de mi familia, estaban en mi contra. Jamás fui un niño problema, pero mis padres me trataban como tal.
En la Deep web suceden cosas muy extrañas, pero eso ya no es un secreto para nadie. Además de las tiendas virtuales donde es posible adquirir armas y drogas, y los foros oscuros sobre los temas más diversos, este “lado oscuro” de Internet también se ha hecho famoso por sitios donde es posible – en teoría – contratar asesinos a sueldo. Resulta evidente que si algún periodista tuvo la oportunidad de contratar a uno de estos “profesionales”, probablemente jamás se atreva a contarlo en un reportaje, pues eso se traduciría en la confesión de un crimen. Quizá por esa razón no solemos leer sobre un tema tan polémico en los medios tradicionales.
No sé qué más decir. Estoy considerando no volver a publicar. Pero mientras lo decido responderé algunas preguntas que seguramente se han hecho. No, no soy un demente. Me ofende bastante que algunas personas crean que lo soy. Que me hayan sucedido algunas cosas raras no significa que esté loco. No sé por qué creen que tener un montón de apodos es algo extraño. ¿Acaso no los tienen todos? Tan solo papá me puso como diez apodos. Creo que en la última publicación use el de Timmy en lugar de Sammy. Eso no significa que se trate de una persona distinta o que tenga múltiples personalidades. Simplemente tengo muchos nombres. Papá solía decir que si se tenían muchos nombres tenías que decidir quién eras determinado día.
La relación entre médico y paciente suele ser bastante positiva, pero como sucede en todos los ámbitos en ocasiones se presentan excepciones. La lista a continuación compila algunos casos extraños de pacientes que, generalmente motivados por el enojo o padecimientos psiquiátricos, terminaron poniendo fin a la vida de sus médicos.
Es el día 2 de enero de 1935 en la ciudad de Kansas, en Missouri, en el vestíbulo del Hotel President un sujeto solicita una habitación alejada de la planta baja, varios pisos arriba. Sin equipaje, el hombre se registra como “Roland T. Owen”, originario de Los Angeles, y paga únicamente una noche de alquiler. Los testigos lo describieron como un hombre joven, alto, encantador, con una “oreja de coliflor” (común en los peleadores) y con una gran cicatriz un lateral de la cabeza. La recepcionista le asigna las llaves de la habitación 1046.
