Cuando uno piensa que ya lo ha visto todo siempre aparece algo que te deja con la boca abierta. Basta con recordar a la mujer adicta al talco para bebé, la mujer adicta a la sangre, la mujer adicta al jabón, la mujer adicta a las cenizas de su esposo muerto, el vino de excremento en Corea o la asquerosa dieta de la solitaria. Curiosamente todos estos casos involucran a mujeres, y el de hoy no es la excepción.
Y dentro de este extravagante club de gastronomía, hoy se ha abierto un lugar para el extraño caso de Keyshia, una joven de Nueva York que es adicta a oler, succionar y masticar pañales meados.