Las semillas de William Beal, uno de los experimentos más antiguos

En 1879 un botánico llamado William Beal enterró veinte botellas de vidrio en un punto secreto dentro de la Universidad Estatal de Michigan, en los Estados Unidos. Cada una de estas botellas iba repleta de arena y más de mil semillas, las enterró abiertas y con el cuello hacia abajo para que el agua no se acumulara en su interior.

portada semillas
Esta es la botella número 15 de las 20 que incluye el experimento.

Algunos de estos recipientes ya fueron descubiertos, pero el resto aún aguarda para revelar sus secretos. En un periodo de cuatro años a partir de ahora, otro botánico llamado Frank Telewski tendrá la oportunidad de abrir una, como muchos botánicos lo hicieran antes que él, esto con el fin de probar cuáles semillas siguen siendo viables.

 

Un experimento de 221 años.

William Beal jamás ideó el experimento para que se extendiera durante más de dos siglos. Inicialmente, indicó que las botellas deberían desenterrarse en periodos de cinco años, donde todo el proceso tomaría exactamente un siglo.

W.J. Beal
W.J. Beal

Sin embargo, personal del jardín botánico W.J. Beal decidió extender el experimento dado que los resultados parciales sugerían que las semillas duraban mucho más tiempo de lo que se tenía pensado – en un inicio postularon que la extracción sería cada diez años, y ahora cada veinte años. La última botella deberá desenterrarse en el 2100, 221 años después de que Beal iniciara la prueba.

Aunque el experimento pueda parecer simple y trivial, es increíblemente eficiente. El objetivo inicial era descubrir cómo librarse de la maleza, que en aquella época representaban un verdadero problema para la agricultura. Los granjeros creían que sin importar la hierba mala que removieran, las mismas plagas regresarían a sus campos. Todo esto fue así hasta que aparecieron los pesticidas.

Beal sabía que esto pasaba por que las semillas eran capaces de mantenerse latentes en el suelo y brotar cuando las condiciones eran favorables. Pero no estaba seguro del tiempo que las semillas podían mantenerse en ese estado. Así fue que nació el experimento.

 

Observación permanente.

Beal empleó una veintena de frascos de vidrio transparente y los rellenó con una mezcla de arena y 50 semillas de 21 plantas distintas – en total, cada frasco contenía 1,050 semillas. Los frascos se enterraron a 50 centímetros de profundidad en un sitio mantenido en secreto (para que nadie perturbara el desarrollo del experimento), que marcaron en un mapa al que solo personal autorizado tiene acceso.

semillas enterradas

Cuando un frasco es recuperado, las semillas se plantan para ver cuáles germinan. Durante aproximadamente cuarenta años, la gran mayoría germinó. En 1920, una década después de que Beal se retirará, su suplente notó que el experimento se había estabilizado, con las mismas semillas germinando cada vez que sacaba una botella. Fue en este punto que decidió esperar diez años para desenterrar la próxima botella.

Esto funcionó bien durante algún tiempo, pero en 1980 solo tres especies germinaron, y los investigadores decidieron incrementar los intervalos, para aumentar la presión sobre las semillas.

 

La gran vencedora.

Telewski desenterró la última botella en el 2000, y aparentemente hay un claro vencedor de longevidad hasta ahora – una hierba mala llamada Verbascum blattaria, conocida comúnmente como gordolobo. En la última plantación, 23 de las 50 semillas de esta planta germinaron.

“Es la única planta que germina de forma consistente en todas las pruebas. Será muy interesante ver si las semillas estarán en buen estado en 20 años a partir de ahora”, dijo Telewski a atlasobscura. La única otra planta que creció en la última extracción del experimento fue una semilla de Malva pusilla.

 

Especies extintas.

El conocimiento obtenido a partir de este longevo experimento no solo es útil para personas interesadas en deshacerse de la maleza, sino que también ofrece valiosa información para los conservacionistas que esperan, en un futuro, ser capaces de regenerar plantas extintas a partir de semillas antiguas.

Frank Telewski
Frank Telewski en el 2001 entre algunas centenarias plantas de gordolobo.

Se sabe que las semillas pueden permanecer latentes durante un tiempo increíblemente largo si se les mantiene frías, sin agua ni luz solar – en el 2005, investigadores israelíes lograron hacer crecer una palmera de una semilla bien preservada de 2,000 años de antigüedad.

Además, la idea tras la Bóveda Global de Semillas de Svalbard (en inglés Doomsday Vault) es nuestra “garantía” en caso de que la Tierra sufra una catástrofe global.

Pero el proceso de preservación no es tan bien conocido en semillas mantenidas en condiciones ambientales, como las del experimento de Beal, y es por eso que los botánicos siguen de cerca este lento experimento.

¿Se cumplirá la máxima de que “hierba mala nunca muere”?

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7 comentarios en «Las semillas de William Beal, uno de los experimentos más antiguos»

  1. Mala hierba es un término mal comprendido, en realidad no significa que sea perjudicial para los humanos. Suelen llamarle así a las plantas que crecen de forma silvestre en campos de cultivo controlados por humanos. Si siembras maíz y en el sembradío aparece gordolobo, es una mala hierba por que nadie deseaba que naciera allí.

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