El Petiso Orejudo, el asesino serial de niños

Petiso Orejudo es el alias que recibió el primer asesino serial en la historia de Argentina. Este joven de apariencia inofensiva comenzó su registro criminal cuando tenía solamente siete años de edad. Su historia se hizo tan popular que terminó con una producción cinematográfica titulada “El Niño de Barro”.

Petiso Orejudo

La historia de Cayetano Santos Godino converge en el mismo punto que la de numerosos asesinos seriales, inicia con una infancia tortuosa, diversos conflictos y una familia bastante disfuncional. Hijo de inmigrantes, Santos Godino nació en la ciudad de Buenos Aires en 1896, tenía siete hermanos y un padre alcohólico y violento. Godino nació enfermo de sífilis – muy probablemente gracias a su padre, Fiore Godino – y debido a esto, tuvo que soportar graves problemas de salud durante su infancia temprana.

A partir de los cinco años, Cayetano comenzó a recibir instrucción formal en diversas instituciones de educación, pero debido a su falta de interés y a su comportamiento violento e indisciplinado tuvo que ser transferido de escuela en múltiples ocasiones. Sentía que su libertad se nutría de las calles y los terrenos baldíos. Piromaníaco, sentía un profundo placer cuando provocaba incendios. Le gustaba matar y ver morir a los animales. Quedaba claro que aquel niño magro y orejón no era nada normal.

 

Una infancia terrible.

En la infancia, Cayetano Godino disfrutaba de matar animales pequeños, como gatos y pájaros. Cuando cumplió siete años cometió el primer acto de violencia contra un humano, la víctima fue Miguel de Paoli, un niño de dos años que tuvo la fortuna de salir relativamente ileso después de ser apaleado y arrojado a una zanja con espinas por el pequeño orejudo. Un oficial de policía que pasaba por el lugar vio la escena y los llevó a la delegación, donde horas después sus madres irían a recogerlos.

Un año después, tocaría el turno a Ana Neri, Godino la agredió con una roca y los golpes cesaron hasta que un policía intervino. Fue llevado nuevamente a la delegación y liberado esa misma noche debido a su corta edad.

Petiso Orejudo cayetano godino

En 1906, cuando ya tenía diez años, Godino supuestamente apaleó a una niña de 18 meses de edad y luego la enterró viva en una tumba junto con otros desechos en un terreno baldío. La supuesta víctima fue María Rosto Rosa, dada como desaparecida y jamás encontrada. En el terreno donde Godino afirmó haberla enterrado se construyó un terreno de dos pisos, debido a esto, nunca fue posible confirmar la veracidad de su confesión.

El día 5 de abril del mismo año, el padre de Godino se encontró con una caja de zapatos llena de canarios muertos guardada al lado de la cama del petiso orejudo. Sus padres también descubrieron que se masturbaba de forma compulsiva a pesar de tener solamente 10 años de edad. “No sabíamos que hacer con él”, relató Fiore Godino a las autoridades.

Con apenas dos años, Caló Severino Gonzales se convertiría en la próxima víctima de Godino. El día 9 de septiembre de 1908, él atrajo a su víctima con la promesa de golosinas hacia un almacén que se encontraba cerca del colegio. Comenzó por ahogar al pobre niño en un abrevadero. El dueño del lugar, Zacanas Caviglia, logró escuchar el ruido que venía desde el interior del almacén, al llegar vio a los dos niños empapados, y una de ellos estaba dentro del abrevadero – Severino Gonzales. Al cuestionarlos sobre lo que estaba sucediendo, Cayetano buscó una forma de no ser incriminado – y lo consiguió – diciendo que una misteriosa “mujer de negro” intentó ahogar al pequeño Gonzales, y que había logrado salvar al niño de una muerte segura. Creyeron en la historia inventada por Cayeatano, y él mismo llevó a la policía local al sitio donde comenzó a seguir a la “señora malvada” el día anterior.

Seis días después del incidente con Gonzales, Cayetano le quemó los parpados con un cigarro a un niño de 22 meses de edad llamado Julio Botte. Los gritos de dolor del niño llamaron la atención de la madre que corrió para socorrerlo pero Godino logró escapar.

 

Una vida forjada en las calles.

Sus padres intentaron castigarlo, dándole como razones su comportamiento ultrajante con la familia y los vecinos, y por la amenaza de hacer daño a todos los que vivían a su alrededor.

Fue enviado al internado para menores de Marco Paz, con apenas 12 años. No es posible conocer los abusos físicos, mentales y los horrores por los que tuvo que pasar mientras estuvo recluido. Intentó escapar muchas veces, pero todo fue en vano. Lejos de reintegrarse a la sociedad, cuando volvió a las calles era un joven más frio y ansioso por cometer crímenes. Pasó tres años recluido, volvió a casa el 23 de diciembre de 1911, dos meses después de cumplir 15 años.

petiso cuerda

Sus padres lograron conseguirle un empleo en una fábrica, pero sólo permaneció tres meses en el puesto. Su vida eran las calles, el chico de barrio había comenzado a expandirse hacía las partes más decadentes de la ciudad, allí comenzó a beber alcohol. Con la bebida vinieron los dolores de cabeza extremos y la incesante necesidad de matar.

Su pasión por el fuego comenzó a renacer. Cayetano prendió fuego a dos casas, una fábrica de ladrillos y a un par de edificios. Cuando fue a prisión, no mostró remordimiento alguno y sus palabras fueron frías y claras: “Me gusta ver cómo trabajan los bomberos… es lindo ver cómo caen en el fuego”.

Corría el 21 de enero de 1912 y el cuerpo de un niño de 13 años fue encontrado en una casa abandonada. La victima de esta ocasión era Arturo Laurora, que fue encontrado golpeado, desnudo y con una cuerda alrededor de su cuello que lo había sofocado. La policía no tenía pistas y no sabían por dónde comenzar la investigación, el asesino de niños continuaba suelto.

El registro criminal del pequeño petiso orejudo no hacía más que crecer. El día 7 de marzo, Reyna Vainicoff de siete años se encontraba viendo un estante de zapatos frente a una tienda. Su abuelo escuchó gritos desesperados desde el otro lado de la calle – alguien había prendido fuego al vestido de la niña – e intentó auxiliarla, pero no consiguió llegar a tiempo. Un policía que pasaba por el lugar intentó apagar el fuego. La niña fue enviada al hospital, donde moriría 16 días después. Cayetano miraba desde lejos el resultado de su hazaña.

Jamás olvidó su crueldad hacia los animales, el 24 de septiembre del mismo año mató a una yegua a puñaladas en un potrero.

 

El fin de los “juegos”.

El 8 de noviembre surgió un nuevo intento de asesinato, la víctima era Roberto Russo, de apenas dos años de edad. Cayetano lo atrajo con promesas de dulces hacia el interior de un almacén. Roberto tenía sus pies amarrados con una cuerda, pero tuvo suerte de ser salvado por un operario que trabajaba en el lugar y llegó a interrumpir el acto. Cuando la policía llegó, escucharon nuevamente la historia de un niño que había sido rescatado por el pequeño orejudo. Sin evidencias concretas, tuvieron que dejarlo ir.

Fracasó otras dos veces cuando intentó asesinar a Carmelo Gittone de sólo tres años, y a Catherine Naulener de cinco – aparecieron personas en el momento evitando las nefastas consecuencias. En ambas ocasiones consiguió escapar antes de ser atrapado infraganti.

Godino tenía un amplio conocimiento en relación al funcionamiento de la ciudad, lugares desiertos y casas abandonadas, sabía perfectamente a donde llevar a sus víctimas.

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Todo parecía ir bien, la emocionante vida de Godino parecía un parque de diversiones ante sus ojos. Es posible que nunca pasó por su cabeza ser atrapado por la policía – aunque para esas fechas ya comenzaban a sospechar de él. Su pasado conflictivo, su relación con las escenas de los crímenes y las explicaciones sobre cómo logró llegar al lugar en el momento exacto en que los “niños” en cuestión necesitaban de su ayuda, hicieron que Cayetano pasara de héroe a sospechoso. Debido a la poca edad de las víctimas, no pudieron conseguir una historia congruente. Se trataba de sentarse y esperar la oportunidad de atrapar al asesino.

En la mañana del 3 de diciembre de 1912, la Sra. Maria Giordano – vecina de Godino – permitió que su hijo saliera a jugar con otros niños – jamás imaginó que sería la última vez que lo vería. El niño era Jesualdo Giordano, de apenas tres años.

Godino padre se pasó el día entero gritando a Cayetano. Cuando el joven salió de casa, se encontró con el niño perfecto para hacer sus travesuras. Bastaba esperar el momento correcto. Su último intento había fallado, y estaba dispuesto a hacer todo correctamente de modo que Jesualdo no tuviera oportunidad de salir vivo.

Parecía fácil. Cayetano se reunió con los niños – pequeño orejudo era feo, pero sabía cómo seducir a sus pequeñas víctimas. Por tan sólo dos centavos volvería a vivir su fantasía.

Godino llevó al niño a un edificio abandonado llamado “Quinta Moreno”. En el camino, pararon en una tienda para comprar los dulces prometidos, Godino le dio una parte y prometió el resto cuando llegaran a su destino final. Ambos estaban felices, pero por motivos totalmente diferentes. Todo iba según lo planeado, pero al aproximarse al lugar, Jesualdo Giordano se asustó y todo lo que quería era volver con su madre. Lucho intentando huir, pero Godino lo atrapó. El “orejudo” era más fuerte y terminó arrastrando al pequeño al interior de la construcción.

El niño tenía sus brazos y piernas amarrados con una cuerda. Godino estaba ansioso por dar inicio a su mórbido entretenimiento. Jesualdo luchaba por su vida, dificultando el intento de estrangulamiento.

Cansado, Cayetano salió para conseguir un arma más eficaz. Encontró las herramientas perfectas: un trozo de ladrillo y un clavo oxidado. Cuando se agachó a recogerlos, escuchó que alguien lo llamaba. La voz preocupada era del Sr. Giordano – el padre de Jesualdo. Cuando le preguntó si había visto a su hijo, Cayetano respondió: “No sé nada sobre su hijo señor. Si por mi fuera iría a la policía”, y agregó: “Vaya ahora, los policías le ayudaran a encontrarlo”.

Una vez que el hombre se alejó, Godino corrió con las armas del crimen para continuar lo que había comenzado. En poco minutos descubrirían toda le perversidad oculta detrás del petiso orejudo.

Antes de entrar al almacén, Cayetano miró hacia atrás para garantizar que no estaba siendo perseguido. Se sentía “excéntrico” mientras pensaba cómo iría a cometer este asesinato.

Se agachó a un lado de Jesualdo – estaba inconsciente debido al intento de sofocamiento. Intentó despertarlo, pero no lo consiguió. Se mostró satisfecho, pues sería mucho más rápido y fácil matarlo.

Cayetano Godino puso el clavo en la frente de Jesualdo Giordano y utilizó el pedazo de ladrillo como martillo, acertando un golpe fatal, matando así al pobre niño. Después del asesinato, escondió el cadáver. Estaba ansioso por ver el progreso de la acción y el hecho de que la víctima fuera su vecino le facilitaba todo.

El Sr. Giordano estaba desesperado por encontrar a su hijo. Desafortunadamente para Cayetano Godino, esta vez había una testigo que lo relacionó con la desaparición. Se trataba de la mujer que estaba trabajando en la tienda donde compraron los dulces. Cuando describió la escena de otro niño con las características parecidas a las de Cayetano – orejas grandes y brazos largos – tomado de la mano con Giordano, todo quedó claro, el pobre padre ya sabía dónde buscar.

Con la policía, el padre de Jesualdo volvió al lugar donde había conversado con Cayetano. Al hacer una búsqueda, encontraron el cadáver del niño aun con la cuerda en el cuello y un clavo enterrado en su frente. Esa misma noche, la policía se dirigió a la casa de la víctima. Varias personas habían asistido al velorio, el cuerpo estaba en una habitación sobre una mesa – tan joven e inocente y tan brutalmente asesinado. Los pobladores estaban irritados por el caso.

Cayetano se mezcló entre los asistentes y delante de los ojos de la policía, entró en la habitación. Nadie lo notó, todos estaban consternados. Miró durante algún tiempo el cadáver, se aproximó y con la mano giró el rostro de su víctima para ver si el clavo que le había enterrado aún estaba allí. Cuando vio que el clavo no estaba allí se molestó mucho y salió del lugar.

Según los relatos, Godino fue visto entre la multitud mientras la policía realizaba el horrible trabajo de investigar el caso.

La noticia se comenzó a esparcir. El periódico “La Imprenta de Buenos Aires” publicó una nota sugiriendo la posibilidad de que una organización criminal dedicada a secuestrar niños fuera la responsable del caso.

godino noticia periodico

El cerco se estaba cerrando. El caso alcanzó proporciones inimaginables, la aprehensión de Cayetano parecía inminente.

 

A prisión.

La policía había conectado los casos con Cayetano con la ayuda de los testigos – la dependiente de la tienda de dulces y Roberto Russo, en niño al que intentó matar– la mañana posterior al velorio de Giordano, dos agentes de la policía – Pierre Paymaster y Ricardo Bassetti – se presentaron en la casa de Cayetano y lo aprehendieron. No había dudas de que era un niño lleno de perversión y dispuesto a quebrantar la ley. Se encontraron restos de la cuerda utilizada para estrangular a Jesualdo y el artículo del periódico en su bolso. Su hermana informó sobre la sangre que encontró en su ropa después de crimen. No había más escapatoria, Jesualdo Giordano lo había delatado.

petiso orejudo detenido

La hora de ser juzgado había llegado, se le acusaba de tres homicidios y de 11 agresiones. La población estaba indignada y pedían a gritos la pena capital. Debido a su corta edad, de apenas 15 años en esa época, dos jueces decidieron enviarlo a un hospital psiquiátrico, donde Cayetano permaneció durante dos años.

Durante el tiempo que permaneció recluido, peritos criminales solían visitarlo para hacerle entrevistas. Las conclusiones a las que llegaron fueron que su degeneración se debía a la falta de afecto, a su inteligencia limitada, a su impulso destructivo y al problema que su padre tenía incluso antes de que él naciera. Sus pensamientos finales fueron que estaba predestinado a cometer los crímenes.

Se cree que era una persona con deficiencia mental que no tenía conciencia de sus actos. Intentó matar a un inválido en una cama y a una persona en silla de ruedas, fue llevado nuevamente al tribunal donde la justicia cambió de idea y lo enviaron a la Penitenciaria Nacional, en Ushuaia también conocida como “la prisión del juico final”.

Solitario y frecuentemente maltratado por los otros reos, Cayetano era violado frecuentemente. Su familia lo había abandonado, no recibía visitas ni cartas. El pequeño orejudo nunca imaginó que sufriría tanto.

En 1933 estranguló a un gato y jugó con el cadáver en el fuego. Los presos se molestaron por lo que Cayetano le había hecho a la mascota de la prisión, dándole una golpiza que resultó en 20 días de hospitalización.

Después de incinerar al gato, Cayetano fue entrevistado por un periodista. La entrevista fue publicada en una revista llamada “Rostros y Máscaras”.

“Es un idiota con un instinto hereditario degenerado, perverso y extremadamente peligroso para aquellos que lo rodean”, mencionaba de forma categórica el informe psiquiátrico cuando Cayetano solicitó su libertad (que le negaron) en 1936.

El día 15 de noviembre de 1944 fue encontrado muerto en su celda. La causa oficial del deceso fue una hemorragia interna causada por un ataque de gastritis, que supuestamente era el resultado de las golpizas y el abuso sexual continuo que sufrió a manos de otros internos.

cera figura Petiso Orejudo

La prisión se convirtió en un museo con figuras de cera de todos los presos famosos que contuvo en sus paredes. Cayetano Godino, el Petiso Orejudo, está entre estas figuras.

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9 comentarios en «El Petiso Orejudo, el asesino serial de niños»

  1. Muy buen artículo, me encanta lo detallado y bien escrito que está. Las historias antiguas sobre asesinos no me dejan de sorprender.

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  2. Esta historia es poco conocida incluso en mi pais (soy argentina). Yo tuve la oportunidad de ir al museo varias veces y la parte que esta sin restaurar es realmente terrorifica, hace muchisimo frio y huele raro.
    Fue una prision de minima seguridad, ya que si los reos escapaban o morian a los pocos dias o regresaban por voluntad propia debido a las bajas temperatura.
    La pelicula es genial, y narra tal cual la historia del petiso orejudo.

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    • ESA es la respuesta a eso que actualmente le llaman “bullying”

      desconcertante como este mundo cada vez se llena de mas y mas maldad… tristemente asi es…

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  3. Este pobre estaba muy desconectado de la realidad, que horrible vida tuvo y claro que recibió su castigo por todos los crímenes que cometió.

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