Nostalgia neuronal, ¿por qué nos encanta la música de la adolescencia?

A medida que recorro mis 20s, he notado un fenómeno por demás extraño: la música que solía gustarme en la adolescencia, hoy parece mejor que cualquier otra. Y lo que es peor, con el paso de los años cada nuevo sencillo que suena en la radio pareciera puro ruido sin ningún sentido. Desde un punto de vista objetivo, he concluido que esto no tiene sentido.

portada nostalgia musical

Yo no soy quien para decir que “Rollout” de Ludacris es artísticamente superior a “Roar”, de Katy Perry, pero atesoro cada estrofa de la primera y rechazo la segunda como si se tratara de una jauría de hienas. Si escucho el top 10 de canciones de 2016, termino con un dolor de cabeza. Si escucho el top 10 de 2003, me pongo realmente feliz.

¿Por qué aquellas canciones que escuché en mi adolescencia parecen mejor que cualquier cosa que haya escuchado en la adultez? Me siento agradecido de informar que mis fallas en el discernimiento como crítico musical no son las únicas culpables. En los últimos años, psicólogos y neurólogos han confirmado que aquellas canciones ejercen una influencia desproporcionada sobre nuestras emociones.

 

Música y cerebro.

Los investigadores han encontrado evidencia donde se sugiere que nuestros cerebros se encuentran mucho más apegados a las canciones que escuchamos en la adolescencia que cualquier otra que hayamos escuchado en la adultez – una conexión que permanece intacta a medida que envejecemos. En otras palabras, la nostalgia musical no simplemente es un fenómeno cultural: se trata de un proceso neuronal. Y por muy sofisticados que podamos llegar a ser en gustos, nuestros cerebros se mantendrán obsesionados con esas canciones que escuchamos en medio del drama de la adolescencia.

Para entender por qué crecemos apegados a ciertas canciones, empecemos por analizar la relación de nuestro cerebro con la música en general. La primera vez que escuchamos una canción, se estimula nuestra corteza auditiva y convertimos las armonías, ritmos y melodías en un todo coherente. A partir de aquí, nuestra reacción a la música depende de la forma en que interactuamos con ella.

el compositor musical

Cuando repetimos una canción en nuestra mente se activa la corteza premotora, encargada de planear y coordinar los movimientos. Cuando la bailamos, nuestras neuronas se sincronizan con el ritmo de la música. Al poner atención especial a la letra y los instrumentos activamos el lóbulo parietal, que nos ayuda a alternar y mantener la atención en diferentes estímulos. Escuchar una canción que dispara recuerdos personales activa nuestra corteza prefrontal, que mantiene información relevante sobre nuestra vida personal y las relaciones.

 

La adolescencia.

Pero los recuerdos carecen de significado sin una emoción – y además de las drogas y el amor, nada impulsa una reacción emocional como la música. Los estudios de imagen cerebral muestran que nuestras canciones favoritas estimulan el circuito de placer del cerebro, mismo que se encarga de liberar torrentes de dopamina, serotonina, oxitocina y otros neuroquímicos que nos hacen sentir placer. Entre más nos gusta una canción, mayor es el efecto de los neuroquímicos, que producen una inundación de neurotransmisores en nuestros cerebros equiparable a una dosis de cocaína.

La música enciende estos focos de actividad cerebral en todo mundo. Pero en los cerebros de personas jóvenes, aquello se convierte en un auténtico espectáculo de luces. Entre los 12 y 22 años, nuestros cerebros pasan por un desarrollo neurológico acelerado – y la música que disfrutamos en esa época parece quedar conectada a nuestros lóbulos para siempre.

hombre tocando guitarra

Cuando fabricamos una conexión neuronal con una canción, también establecemos el rastro de un fuerte recuerdo que viene cargado con una emoción aumentada, en parte gracias al exceso de hormonas del crecimiento en la pubertad. Estas hormonas le indican a nuestro cerebro que todo es increíblemente importante, especialmente aquellas canciones que integran la banda sonora de nuestros sueños adolescentes (por muy embarazoso que esto suene).

 

Formación de una identidad propia.

Por sí solo, este espectáculo de luces neurológico bastaría para imprimir determinadas canciones en nuestro cerebro. Pero existen otros factores que intervienen para que aquella canción de tu adolescencia se quede en tu memoria para siempre. Daniel Levitin, autor de This is Your Brain on Music: The Science of Human Obsession, destaca que la música de nuestros años de adolescencia está íntimamente relacionada con nuestra vida social.

“Cuando jóvenes descubrimos música por nuestra propia cuenta”, dice el autor, “a menudo a través de nuestros amigos. Escuchamos la música que ellos escuchan como un símbolo, como una forma de pertenecer a determinado grupo social. Eso mezcla la música con nuestro sentido de identidad”.

 

El “bache de reminiscencia”

Petr Janata Davis, psicólogo en la Universidad de California, concuerda con la teoría social, explicando que nuestra música favorita “se consolida a través de los recuerdos especialmente emocionales en los años de formación”. Además, sugiere que podría existir otro factor implicado: el “bache de reminiscencia”, un término que define al fenómeno por el que recordamos de una forma más vivida nuestros años de juventud que cualquier otra etapa de la vida, recuerdos que se quedan con nosotros hasta la senectud.

festival de musica concierto

De acuerdo con la teoría del bache de reminiscencia, todos tenemos una “escritura de vida” culturalmente condicionada que sirve, en nuestra memoria, como una narrativa de nuestras vidas. Cuando hurgamos en nuestro pasado, los recuerdos que dominan en esta narrativa tienen dos cosas en común: son recuerdos felices, y se acumulan en torno a nuestra adolescencia y el principio de nuestros veinte años.

¿Por qué los recuerdos de estos años nos resultan tan vibrantes y permanentes? Investigadores de la Universidad de Leeds ofrecieron una explicación tentadora en el 2008: los años marcados por el bache de reminiscencia coinciden con “el surgimiento de un ser estable y perdurable”.

Ese período entre los 12 y 22 años, en pocas palabras, define quienes somos. Y tiene mucho sentido, por lo que los recuerdos que contribuyen a este proceso se vuelven sumamente importantes con el paso de los años. Estos no sólo contribuyen al desarrollo de una imagen propia, sino que forman una parte integral del sentido que tenemos sobre nosotros mismos.

Quizá te interesa:

14 comentarios en «Nostalgia neuronal, ¿por qué nos encanta la música de la adolescencia?»

    • También nací en los ochentas y me gusta principalmente el rock británico de los sesentas y la música setentera.

      El alternatio me gustaba algo a finales de los noventas y principios de los dosmiles pero ahora ya no mucho.

      Responder
  1. Soy Dj, y después de mucho trabajar, conocer géneros musicales, gustos, etc., compruebo que el dicho “Todos escuchamos buena música” es realmente cierto, podría contarles muchas anécdotas de cosas que me han pasado en mi trabajo, desde el que me tararea una canción y la tengo que adivinar porque la quiere escuchar hasta música muy extraña.

    En fin ya me salí del tema, a mí me gusta casi toda la música, pero disfruto mucho del R&B de la vieja escuela, la alternativa entre otras de la década de los 2000’s

    Responder
  2. lei todo el post, y al leerlo pensaba asi en musica bien moderna y cool, y al leer de las conexiones de vivencias y de a adolecencia y como se asocian etc etc, me acorde de esta generacion que escucha regueton y narco corridos y no se si reir o llorar, y mas aun imaginense esta generacion en 30 años poniendo musica de sus recuerdos con canciones que solo hablan de c-u-l-o-s- y fierro pariente…lo mas c–a–g-a-d-o es que cuando los hijos adolecentes de esta generacion escuche la musica de sus padres se los van a tragar con el trolleo…jefa en serio bailabas asi? y se te tallaban ahi? XDXD

    Responder
  3. Debo ir al neurólogo entonces. Me gusta escuchar música nueva. No toda me agrada, pero simplemente detesto a mis contemporáneos con sus tracklist eternos de los 80s y 90s. Me se las canciones y me ponen de buen humor, pero disfruto más estar descubriendo música nueva, definitivamente.

    Responder
    • Vengan esos cinco!
      Yo también disfruto de la música nueva, me encantan las canciones clásicas de rock, pero siempre me resulta grato escuchar música nueva y géneros a los que antes no les prestaba tanta importancia como la música electrónica o el folk, me alegra decir que que igual puedo disfrutar de una canción de led Zeppelin, AC/DC o Queen como algo de Katy Perry, Sia o Avicci.
      Por cierto, aun se hace buen rock y si no me creen chequen a Monster Truck o Graveyard 😉

      Responder
    • ALV pense que era el unico, me gusta musica de mi epoca (nirvana u2 etc) , pero a mis casi 40 años escucho musica nueva, electronica principalmente y me pongo igual que cuando tenia 15, de echo cuando la pongo mi vieja se me queda viendo con cara de wat, y solo le digo para los ruquis truquis esto solo es puro p-i-n-c-h-e ruido, y si los de mi generacion ponen su musica de los 90s casi casi en casete,

      Responder
  4. Mi adolescencia la pase en los 90’s, pero creci escuchando distintos generos musicales de distintas epocas y que ahora son parte de mi tracklist, asi que ahora podre decir que no escucho musica “nueva” para cuidar mis neuronas…

    Responder

Deja un comentario