Magnicidios en México

Magnicidios (7)

Se considera un magnicidio al asesinato u homicidio de una persona publica, generalmente personajes políticos. En distintas épocas los atentados (exitosos o malogrados) contra figuras públicas de alto perfil han sacudido y marcado para siempre a la sociedad mexicana.

Moctezuma II, 1520.

Magnicidios (2)

La población de México Tenochtitlan se hallaba enardecida por la matanza del Templo Mayor, en la que murieron cerca de mil nobles a manos de los invasores españoles. Éstos apresaron a Moctezuma II quien, desde una azotea, intentó calmar a su pueblo el 29 de junio. La versión más extendida asegura que los mexicas, creyéndolo cómplice de los españoles, le arrojaron flechas y piedras (una lo golpeó en la cabeza), mismas que le causaron la muerte. Fray Diego Duran, sin embargo, afirma que los propios españoles lo asesinaron a puñaladas.

El duque de Albuquerque, 1660.

Magnicidios (10)

Francisco Fernández de la Cueva fue el virrey número 22 de la Nueva España. El 12 de marzo de 1660 había visitado la capilla de Nuestra Señora de la Soledad en la Catedral, que se hallaba en plena construcción. Mientras rezaba fue atacado por la espalda con un golpe de espada. El agresor era el soldado español Manuel de Ledesma y Robles, aquejado de trastornos mentales. Fue detenido al instante por la guardia virreinal y, a pesar de su condición clínica, fue ejecutado al día siguiente por el delito de regicidio, que se tipificaba por primera vez en Nueva España.

El marqués de Valero, 1718.

Magnicidios (8)

El 16 de junio de 1718, Baltasar de Zúñiga y Guzmán, virrey número 36 de la Nueva España, regresaba a su palacio después de la solemne procesión de Corpus Christi, cuando Nicolás José Camacho, un antiguo soldado nativo de San Juan del Río, lo asaltó y trató de herirlo con su espadín. Camacho fue detenido al instante y se conoció que en dos ocasiones había estado internado en el hospital de San Hipólito para enfermos mentales. Tomando en cuenta su conducta incoherente durante el juicio, fue recluido por tercera vez en ese sanatorio del que no podría salir sin la anuencia del virrey.

Félix Díaz Mori, 1872.

Magnicidios (6)

El hermano de Porfirio Díaz gobernó Oaxaca de 1867 a 1871, antes que éste fuera presidente. En 1870 acudió a Juchitán a sofocar una rebelión; arrasó el pueblo, entró a la iglesia, se apoderó de la imagen de San Vicente, patrono del lugar, y la arrastró por el camino. Cuando el presidente Benito Juárez le ordenó devolverla, Díaz la despedazó y la regresó en una caja. En 1871 apoyó a su hermano en el Plan de la Noria para derrocar a Juárez. Cuando fracasó Félix Díaz se dio a la fuga. Los juchitecos lo capturaron, lo torturaron y lo arrastraron amarrado a un caballo. Cortaron su cuerpo en pedazos, le introdujeron los genitales en la boca y lo metieron a una caja para enviarlo a sus deudos.

Ramón Corona, 1889.

Magnicidios (12)

Héroe contra la Intervención Estadounidense y de la Guerra de Reforma, en 1887 Ramón Corona se convirtió en gobernador de Jalisco. El 10 de noviembre de 1889 se dirigía al Teatro Principal de Guadalajara con su esposa Mary Ann MacEntee, cuando fue atacado y recibió varias puñaladas que le causaron la muerte al día siguiente. La señora quedó casi ilesa gracias a su corsé. El asesino, Primitivo Ron, se suicidó cuadras más adelante con cuatro heridas en el corazón; sin embargo un testigo presencial, el pintor Gerardo Murillo, Dr. Atl, aseguraba que lo habían ejecutado dos agentes. Al parecer fue un complot de Porfirio Díaz para evitar que se postulara a la presidencia.

Porfirio Díaz, 1897.

Magnicidios (11)

El 16 de septiembre de 1897 por la mañana el presidente Porfirio Díaz y su comitiva desfilaban frente a la Alameda como parte de las celebraciones por el aniversario de la Independencia. Arnulfo Arroyo, un simpatizante del anarquismo, se abrió paso entre la multitud para asestarle un golpe con una piedra, la cual se le cayó antes del ataque, mismo que de este modo se redujo a un puñetazo en la cabeza que hizo trastabillar al dictador y le tiró el sombrero bicornio que portaba. Detenido al instante, Díaz indicó que fuera juzgado conforme a derecho, pero lo mataron a piquetes unos policías disfrazados de rancheros.

Alvaro Obregón, 1928.

Magnicidios (9)

Violando uno de los principios fundamentales de la Constitución de 1917, el general Alvaro Obregón —quien ya había sido presidente de 1920 a 1924— buscó regresar al poder en 1928, al terminar el mandato de Plutarco Elias Calles. Inició su campaña, se deshizo de sus enemigos y resultó electo en un proceso de dudosa legitimidad. El 17 de julio de 1928 un grupo de simpatizantes le ofreció un banquete en el restaurante La Bombilla, en San Ángel, Ciudad de México. El dibujante y fundamentalista católico José de León Toral, se le acercó para, supuestamente, hacerle un retrato, y lo hirió de varios balazos. Obregón, aún vivo, fue conducido sospechosamente a su casa en Avenida Jalisco, actual calle Alvaro Obregón, donde falleció. Su cuerpo presentaba más heridas de bala que las inferidas por Toral, procedentes de distintas pistolas. Los hechos nunca se esclarecieron. El asesino fue ejecutado en Lecumberri en 1929.

Pascual Ortiz Rubio, 1930.

Magnicidios (3)

El 5 de febrero de 1930 Pascual Ortiz Rubio tomó posesión como Presidente de la República, apoyado por el exmandatario Plutarco Elias Calles, en medio de grandes tensiones políticas. Al salir de la ceremonia celebrada en el Estadio Nacional se dirigió al Palacio Nacional para recibir felicitaciones e instalar al cuerpo diplomático. Después de estas actividades salió en auto por la Puerta de Honor. En las inmediaciones Daniel Flores González “indignado porque el presidente había sido impuesto” le disparó y logró herirlo en la mandíbula, así como lesionar a su esposa y a su sobrina. Ortiz Rubio permaneció hospitalizado dos meses. Flores fue detenido y sentenciado a 19 años de cárcel; poco después apareció muerto en la penitenciaría.

Manuel Ávila Camacho, 1944.

Magnicidios (1)

El 10 de abril de 1944 el presidente llegó a Palacio Nacional y tomó el elevador privado para dirigirse a sus oficinas. El teniente de artillería que custodiaba el elevador, José Antonio de la Lama y Rojas —quien era hijo de un rico comerciante de Puebla y simpatizante del sinarquismo—, le disparó a quemarropa. El presidente salió ileso porque vestía un chaleco antibalas. De la Lama fue detenido y remitido a la penitenciaría. Según la información oficial murió herido de bala al tratar de escapar; se rumora, sin embargo, que Maximino Ávila Camacho, hermano del presidente y funcionario, lo torturó y lo ejecutó.

Adolfo López Mateos, 1958.

Magnicidios (5)

Ocultado por varias décadas, hace algunos años se supo que el primero de noviembre de 1958, cuando salía de su toma de posesión en el Palacio de Bellas Artes, el presidente Adolfo López Mateos (“Adolfo el joven”)—quien había recibido la banda de Adolfo Ruiz Cortines (“Adolfo el viejo”) — estuvo a punto de sufrir el ataque de un supuesto fotógrafo que sacó una granada de su maletín y la arrojó de prisa, sin quitarle la espoleta, pues había sido descubierto por el soldado Antonio Chávez Soto, “La Flaca”, quien recuperó el artefacto, dio la alarma y permitió la captura del frustrado magnicida, cuyo nombre y destino se ignoran. Chávez Soto fue ascendido a sargento primero de Guardias Presidenciales.

Miguel de la Madrid, 1984.

Magnicidios (4)

El primero de mayo de 1984, cuando se llevaba a cabo el desfile de los trabajadores frente al Palacio Nacional de la Ciudad de México, un estudiante de la Preparatoria Popular arrojó una bomba molotov contra la puerta del recinto. Un instante después, un trabajador llamado José Armando Palacios Marquina “El Pato”, lanzó otra contra el balcón presidencial para asesinar a Miguel de la Madrid. Alejandro Carrillo Castro, director del IMSS, desvió el artefacto que estalló y le incendió el pantalón. Otros funcionarios presentes sufrieron lesiones leves. Marquina pertenecía al grupo terrorista denominado Brigada Urbana de Ajusticiamiento. Fue detenido y purgó su condena en la cárcel.

Luis Donaldo Colosio, 1994.

Magnicidios (13)

El carismático candidato a la Presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional realizaba un acto de campaña en el barrio de Lomas Taurinas, Tijuana, el 23 de marzo de 1994 cuando fue asesinado de dos balazos, uno en la base del cráneo y otro en un costado. En el sitio se detuvo al responsable del ataque. Luego se presentó a los medios como Mario Aburto Martínez, un supuesto asesino solitario. La opinión pública manifestó dudas con respecto a la identidad pues los rostros de los dos hombres no coincidían. Aburto fue juzgado y permanece recluido en el penal de Puente Grande, Jalisco. Una de las muchas teorías señala que Colosio fue víctima de un complot de una facción priísta inconforme con sus ideas.

Muy Interesante, No.70

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9 comentarios en «Magnicidios en México»

  1. que lastima que digan que todos estos fueron magnicidios, ninguno lo fue a excepcion del de moctezuma que si lo fue, un magnicidio es cuando se priva de la vida a un jefe de estado, pero que este en funciones y en este caso el unico magnicidio que ha habido en mexico, despues del de moctezuma, ha sido el asesinato de VENUSTIANO CARRANZA cuando era presidente de mexico en funciones, esto ocurrio aquel 20 de mayo de 1920, en una noche lloviosa en la sierra de tlaxcalantongo puebla, y el asesino fue ALVARO OBREGON, en cuanto a la muerte de ALVARO OBREGON, ocurrido en la bombilla, no fue un magnicidio, porque el no era un jefe de estado, el jefe lo era PLUTARCO ELIAS CALLES, y por lo que se refiere a la muerte de COLOSIO, este no fue magnicidio porque este hombre no era jefe de estado en el momento de su muerte, lo era CARLOS SALINAS DE GORTARI, de modo que con todo respeto señores, el unico magnicidio ha sido el de VENUSTIANO CARRANZA Y EL DE MOCTEZUMA, gracias por permitirme hacer la aclaracion presente.

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  2. También se ha especulado que López Mateos sufrió por lo menos otro atentado, el cual le causó a la postre la muerte por aneurisma o embolia cerebral, aunque dicho atentado fue mantenido en secreto.

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  3. Se supone que el magnicidio es el acto consumado, por lo que los atentados fallidos no deberían contar aquí. Si no cuenta el éxito del acto, entonces faltaron Juárez y Lerdo. Si cuenta el éxito, se llevaron de corbata olímpicamente a Madero y Pino Suárez.

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