Las pequeñas sutilezas del amor

Cosas inconmensurables habitan en las pequeñas sutilezas del amor. Se encuentran ocultas entre los despojos y gestos cotidianos de los que ni nos damos cuenta, en los pequeños deseos, en la mano posada sobre hombros descansados, en las yemas de los dedos que se deslizan por la nuca de la persona amada, en unas palomitas de maíz compartidas, en los abrazos sin pretensiones, en el lavabo del baño o en los besos dados en la cocina después de un almuerzo cualquiera.

reloj de arena

Estos pequeños gestos y abrazos opacan al sexo más salvaje y al regalo más caro. No es que el sexo y los regalos no sean bienvenidos, pero las pequeñas sutilezas tienen una cualidad increíble de sobrevivir al paso del tiempo. Las bromas y los juegos son deliciosamente placenteros, pero la certeza de una conversación en cualquier momento es aún más reveladora y placentera, y es ella la que nos aparta de la soledad en las multitudes, la que nos transmite certeza, si es que estas existen, de que las cosas van por un camino casi perfecto.

Las carcajadas sueltas y sin protocolos conquistadas con la plenitud de la intimidad, sin las cuales la gente se marchita un poco, forman parte de esas pequeñas sutilezas. Son estas migajas del amor las que nos engrandecen y muchas veces las personas ni siquiera se dan cuenta de ello. El amor está lleno de vocaciones desconocidas y conexiones profundas y delicadas. Las pequeñas sutilezas son en realidad la forma más profunda de amor que nos es revelada, también, en las pequeñas cosas.

Hay momentos en la vida que se escapan de nuestras manos, tenemos ganas de llorar, gritar, golpear. Y del mismo modo tenemos las ganas de compartir alegrías, bellezas, logros. Pero cuando vamos a desmoronarnos queremos con nosotros, o del otro lado de la línea, a aquella persona que compartió con nosotros esas pequeñas sutilezas; es en esta persona en la que pensamos, y en ese regazo en el que queremos descansar. Esa esa conexión profunda y delicada que vive la tranquilidad de nuestros deseos.

A veces, esta persona solo necesita decir un “hola” para que el mundo sea reconocible nuevamente. Y es que las cosas inconmensurables de la vida viven en los recuerdos, gestos y amores gentiles.

14 comentarios en «Las pequeñas sutilezas del amor»

  1. Dejaré esto por aca: “el corazón no es como una caja que se llena. Crece en tamaño mientras más amas. Soy diferente de ti. Esto no me hace amarte menos, al contrario me hace amarte aún más”

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  2. Caraxooo… una va “de salida” de la depre post-truene y la hacen recordar estas cosas… a mi me encantaban esos besos en la nuca mientras hacía la cena, las miradas de complicidad mientras estábamos con otras personas… acabo de retroceder un mes en mi terapia de desapego 🙁

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      • De que forma generalizas… Y si te digo que los tíos solo buscáis t–as y cu**s? Te molaría que te metieran en el mismo saco que un puñado de salidos?
        La belleza está en los ojos del que mira, quizás si solo te has encontrado a chicas que quieran eso es porque no sabes mirar más allá de tú nariz, y solo te fijas en cuerpos y no en lo que perdura hasta la muerte que es la personalidad, su sentido del humor, sus enfados, sus virtudes…
        Y sobretodo, con esa actitud no dan ganas de conocerte. ^^ Quizás debas cambiarla.

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