Las mentiras de la democracia.

Nos dicen en la escuela, la tele, la radio, la casa, como en axiomático catecismo, que la democracia es lo máximo, que es perfecta, que es la voz del pueblo y por tanto la voz de Dios… o algo así. Y que los problemas y sinsabores socio-económicos-políticos se deben únicamente a la distancia que nos separa de la democracia bien realizada. Pero si las elecciones fueran 100% limpias y la voz del pueblo de veras se viera representada, todo sería perfecto.

vicente-fox
CLARO QUE NO.

Antes que nada: estoy de acuerdo con que existan y prosperen los estados democráticos, y estoy muy contento con vivir en un intento de democracia. Pero por piedad, ¿Por qué nos alimentan alevosamente nuestros maestros de primaria (durante los breves periodos en que trabajan) esta mentira ?

Mentira #1: Si el pueblo decide lo que se hace, será la mejor decisión.

Santo cielo, ¿Por qué? ¿Porque somos muchos? ¿Porque todos juntos constituimos una Super Inteligencia? ¿Porque somos todos educados, sabios, generosos y preocupados por la comunidad? No, claro que no. ¿Por qué razón 90 millones de ignorantes en economía pueden decidir el rumbo económico (o del petroleo)? ¿Por qué 90 millones que no queremos desprendernos de nuestros centavos tomaríamos una decisión acertada sobre nuestros impuestos? Yo no lo haría.

En grupos muy pequeños, la democracia como método ideal de gobierno es factible, pero mientras más heterogéneo el grupo, más se necesita alguien que dirija el barco consultando menos a los demás. Y el elegido(a) debe ser más listo, más inquieto, más sabio (que no es lo mismo que listo), generoso y capaz que el promedio.

Mira a las madres de familia discutiendo con la maestra la inocencia de sus hijos (a sabiendas de que se equivocan), mira a los taxistas y camioneros disputándose los pasajeros, a los maestros copiando y pegando de wikipedia… ¿Qué tiene de divino el cúmulo de estas voluntades? La opinión de la mayoría no tiene por qué ser la mejor, ni siquiera razonable… y frecuentemente no lo es.

Mentira #2. Si las elecciones son 100% limpias, se hará la voluntad del pueblo

Para empezar, NO EXISTE la voluntad del pueblo. Sobre todo en México. ¿Quien es el pueblo? ¿Hay que tener cierta cantidad de melanina en la piel o dinero en el bolsillo, o tener un puesto operativo, directivo o que… para ser del pueblo? Noticia de última hora, amigos… todos los que habitamos este pedazo de tierra somos el pueblo. Aquí estamos, y aquí están. Y en ningún país existe una mayoría absoluta con un “paquete” de opiniones consistentes sobre la mejor forma de convivir.

De esto se desprende que jamás se hará la voluntad del pueblo. En todo caso será la de la mayoría del pueblo, típicamente no una mayoría absoluta. Es decir, ni en la más perfecta de las democracias (de humanos) se puede evitar que un grupo de opinión y/o interés se – tenga – que -aguantar-las -ganas. Punto.

Mentira #3. La democracia implica justicia social

¡Por favor! Hitler no dio un golpe de estado; fue electo (con trampas y manipulación, eso sí). En la práctica, ambos temas están inconexos. Los políticos disfrutan diciendo que la democracia es una filosofía, un estilo de vida. pero eso es mercadotecnia barata. La democracia sólo significa que, a través de tu voto, coloques a un representante de tus deseos e intereses en los puestos de poder locales y nacionales. Si piensas que incluye algo más, seguro crees que al comprar tu automóvil realmente tendrás a la chica en traje de baño.

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1 comentario en «Las mentiras de la democracia.»

  1. En realidad la cosa es más complicada que eso. La democracia es muchó peor que lo que el artículo pudiese sugerir. Podríamos develar qué tan estúpido resulta semejante delirio sistémico de gobierno simplemente remitiéndonos a su premisa: Todos los individuos de una sociedad deben tener los mismos derechos.

    La ilusión de la equidad es contra-natura. Todo sistema orgánico endémico, toda relación organizacional “real”, es decir, natural y físicamente perceptible, es aristocrática. La naturaleza de la realidad perceptible está basada en la premisa de que ningún organismo es igual a otro, y por tanto, no gozan de las mismas características.

    La democracia no sólo es insostenible, falsa y ridícula, sino que es peligrosa en la medida en que atenta contra la naturaleza perceptible ingente de la realidad.

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