La vida pudo haberse diseminado por la galaxia como un virus

Existe una teoría conocida como panspermia, en ella se sugiere que los microorganismos se transportan en el espacio y, cuando encuentran un planeta adecuado, dan origen a la vida. Sin duda alguna se trata de una afirmación muy controversial para el mundo científico, dado que todavía no tenemos forma de saber si efectivamente hay vida allá afuera, ni cómo sería esta fuera de la Tierra.

Pero un nuevo estudio realizado por personal de la Universidad de Harvard, en los Estados Unidos, sugiere que el nacimiento de la vida en otros planetas no sería muy diferente a la forma en que se propaga una epidemia.

Para los investigadores Henry Lin y Abraham Loeb, si la vida surgiera en algunos planetas y se fuera esparciendo a otros a través del espacio, los cuerpos no habitados formarían una especie de masa en toda la galaxia, con aberturas en los extremos. “Si tienes un virus, muy probablemente tus vecinos también se vean contaminados. Si la Tierra está enviando vida, o al contrario, existe una buena probabilidad de que nuestros vecinos más próximos también tengan señales de vida”, dice Lin.

La teoría de Lin y Loeb es que la Tierra se encontraría en uno de esos extremos, es decir, por ahora solo conseguimos ver una diminuta concentración del mundo en una parte del cielo.

El cuestionamiento más grande en relación a este modelo es la visibilidad de las masas, que dependería de la rapidez con la que la vida llega a esparcirse. La Vía Láctea tiene miles de millones de años y en este lapso de tiempo las estrellas se han movido bastante. Por ejemplo, el Sol ha orbitado unas 20 veces en torno al núcleo galáctico. Si había alguna masa en torno a él, probablemente se dispersó desde hace bastante tiempo.

En un futuro próximo, existirán telescopios con la capacidad de buscar señales de vida en la atmosfera de otros planetas y exoplanetas, y a partir de entonces resultará mucho más fácil llevar a la prueba la teoría de este par de científicos. Para Henry Lin, lo más apasionante de la astrobiología es justamente esta imprecisión. “Es un campo que nos permite realizar este tipo de especulaciones”, dice. Con información de Smithsonian Mag