La maldición del diamante Hope y otras piedras preciosas

El origen del diamante Hole está rodeado por un halo de misterio. Algunos dicen que esta piedra preciosa fue usada como ojo en una estatua de la diosa Sita, en un templo hindú. La maldición se habría desatado tras su robo, en el siglo XVII, por un mercader de origen francés llamado Jean Baptiste Tavernier. Según los rumores, Tavernier murió de forma trágica devorado por una jauría de lobos.

La piedra original tenía 112 quilates (22 gramos cuyo valor se aproximaba a los 150 kg de oro). Pero cuando fue adquirida por el rey francés Luis XIV, en el año de 1668, fue dividida en una piedra de menores dimensiones, el Diamante Azul de la Corona. Y se quedó en posesión de la familia real durante tres generaciones, hasta que Luis XVI se la obsequió a Antonieta, el día de su matrimonio. En el año de 1793, la cabeza de la pareja rodó en la guillotina.

 

Thomas Hope.

Con todo el caos producto de la Revolución Francesa, el diamante desapareció y reapareció en 1812, como propiedad de un banquero británico llamado Thomas Hope, que rebautizó la joya. En 1839, su hermano Henry tomó posesión de la piedra, y perdió la vida pocos meses después. Su nieto Francis tuvo que venderla para pagar las deudas de la familia.

Se dice que su esposa, May Yohé, fue la primera en decir que el diamante estaba maldito. Incluso participó en la película The Hope Diamond Mystery (1921), pero murió en la miseria.

May Yohé

En el año de 1907, un mercader norteamericano llamado Simon Frankel, también propietario del diamante, fue a la quiebra y echó toda la culpa sobre la piedra. En 1911, llegó manos de la socialité Evalyn McLean, cuyo hijo murió de forma trágica en un accidente vial y su esposo internado en un manicomio. Ella fue la última propietaria particular. Actualmente, el diamante Hope es propiedad del Instituto Smithsoniano.

 

Otras piedras malditas.

Koh-i-Noor.

Una leyenda dicta que el diamante Koh-i-Noor, que adorna la cima de la corona inglesa, lleva mala suerte a los hombres que la poseen. Antes de que la realeza británica la confiscara en 1850, esa belleza de 109 quilates se vio asociada a varias muertes, como la del emperador indio Shah Jahan, responsable por la construcción del Taj Mahal, y sus descendientes.

 

Ojo de Brahma.

Otra historia del folclore hindú dice que, hace muchos siglos, un monje hurtó un diamante de una estatua hindú y, desde ese momento, la piedra quedó maldita, llevando a sus dueños hasta el suicidio. Para interrumpir ese hechizo, ese tesoro conocido como el Ojo de Brahma, fue dividido en otras gemas, originando el Black Orlov.

En 2006, la actriz Felicity Huffman desafió su mala reputación y llevó la piedra en la ceremonia de los Premios Oscar, a los que estaba nominada como mejor actriz. No ganó.

 

La Peregrina.

Una de las joyas de la célebre actriz Elizabeth Taylor, una perla apodada La Peregrina, tiene una trayectoria profundamente asociada con la traición y la muerte. Fue propiedad del rey Felipe II de España, que la obsequió a la reina inglesa María I. La reina murió cuatro años después. La perla regresó a la corona española y por esa época la dinastía Habsburgo prácticamente se vino abajo.

 

Delhi Purple.

El Delhi Purple Sapphire, que en realidad es una amatista, está asociada con la mala fortuna y el suicidio. Su último propietario, el científico Edward Heron-Allen, intentó librarse de ella en múltiples ocasiones, pero siempre terminaban devolviéndosela. Tras su muerte, en el año de 1943, la piedra fue donada al Museo de Historia Natural de Londres, con un escrito donde advertía a sus futuros dueños.

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