Debe haber alguna cosa que aún te emocione

Experimentamos la vida a través de un cristal blindado, vivimos una realidad donde emocionarse equivale a ser vulnerable frente a los demás. Pero debe haber algo que aún te emocione. Algo que deje en el piso esa previsibilidad entrenada a diario como una forma de camuflaje frente al mundo.

The Truman Show bajo el agua
Por un momento, ella redescubrió el propósito de su vida. Estaba en la tierra para entender el significado de su encantamiento… y para llamar a cada cosa por su nombre. Por su nombre.” – Boris Pasternak.

Los demás suelen cobrarnos ciertas actitudes y muchas veces se muestran insensibles frente a los asuntos más variados. Y no se debe a un sentido operacional y robótico, sino simplemente a que han comprendido que para suavizar los golpes de esta vida, se necesita de un corazón estéril, cicatrizado y alarmantemente frío. ¿Pero, por qué?

Existen tantas vivencias, aprendizajes, colores y sabores por descubrir que, a pesar de su importancia, denotan emociones. Y las consecuencias de sentir esas emociones, de brazos abiertos y ojos llorosos, serían como caer en un abismo existencial. ¿En qué momento nos empezó a faltar el tacto, la sensibilidad y la ternura?

Emocionarse y no expresarlo es limitar el ser. Reprimir la admiración por un libro, la falta de palabras para describir una buena canción, la euforia dramática de ver una buena película, quizá los memorables momentos que pasamos junto a nuestros seres queridos o simplemente contemplando la belleza de un paisaje.

Nacemos llenos de emociones pero, a medida que crecemos, rendirse ante los caprichos del corazón se va transformando en una señal imperdonable de debilidad. Quizá sea por eso que aún no somos capaces de reconocer relaciones, los anhelados lazos emocionales, cada vez más frágiles cuando tenemos todo y poco en el mismo tiempo y calidad.

Debe haber alguna cosa que aún te emocione. Y esto no necesariamente significa despojarse hasta las lágrimas, sino ir más allá. Puede ser algo como llenarnos de ternura, la cordialidad, el altruismo, la igualdad, el respeto. Los ejemplos son tan diversos como las emociones mismas. Debe haber alguna cosa que aún te emocione, que te impulse, que destruya y reconstruya tu forma de pensar, actuar, vivir y sentir.

La vida no se trata de contrastar, se trata de brillar.

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6 comentarios en «Debe haber alguna cosa que aún te emocione»

  1. La última pelicula que me conmovió hasta las lágrimas fue la Don de Dios jajajja, cuando matan al sotaco, no se si cuente pero estaba crudo y me hizo llorar bastante jejejjjej

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  2. tranquilo chow, algo que se debe entender es que primero lo que nos emociona nos emociona a cada quien nadamas, y no por eso vas andar gritando a los 4 vientos lo que te emociona como si pideras “laiks” en facebook, porque ademas los demas ni lo van a entender y ni lo van a apreciar
    yo en lo personal lo que me emociona lo saben las personas cercanas a mi, y ellos lo entienden y lo aprecian y solo ellos lo saben y con eso es suficiente, no le veo el caso andarle gritando a extraños lo que me gusta, como para que?

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  3. Dicen que uno aprende más de los errores que de los aciertos, yo creo que se aprende igual de las cosas “buenas” que de las “malas”, la diferencia es que es más agradable aprender de la belleza del agua frente a un mar hermoso que en medio de una tempestad que nos hace sentir sin piedad su fuerza…
    Siempre le tuve miedo a lo mismo… a que algo, lo que fuera, me arrebatara la posibilidad de conservar el amor y compañía de mi familia… y precisamente me ocurrió algo que me puso delante de la posibilidad de que todo pudiera acabar… tal vez antes de comenzar… y es justo ahora que me doy por enterada que no me estaba dando la oportunidad de reconocerme como un ser capaz de sentir amor, compasión y empatía con quienes estaban conmigo… vivía al lado de mi familia… pero no vivía con ellos… quería a mi hijo y a mi esposo… pero no los amaba… consentir a mi hijo era signo de debilidad y no de manifestación de amor… ceder ante las imposibilidades era sinónimo de rendirme y ahora es alcanzar la paz… no me volví en una persona conformista… me acepté como una persona que se conforma con el regalo de la vida diaria…

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