Enfermedad de Crohn, ¿sabes qué es?

La enfermedad de Crohn, en los casos más graves, implica la remoción de una parte del intestino del paciente. Biológicamente, el cuerpo humano es preparado para mantener su funcionamiento saludable siempre que le sea posible. Nuestra anatomía es mucho más que un tronco, cabeza y miembros – estamos constituidos por incontables estructuras microscópicas que desempeñan funciones increíbles y que solemos llamar células. Estas estructuras las producimos nosotros mismos y están en constante renovación. Para darnos una idea, se dice que el cuerpo humano produce un promedio de 300 millones de células cada 60 segundos, lo que equivale a unos 432 billones en 24 horas.

Uno de los mecanismos más importantes para la protección del cuerpo humano se conoce como sistema inmunológico, que se constituye por la acción coordinada de una gran variedad de células. Este sistema tiene como finalidad combatir la acción de los virus, bacterias y otros factores que comprometen nuestra salud. Pero en ocasiones el sistema inmunológico falla y empieza a atacar a las propias células del cuerpo.

Este fenómeno, donde el sistema inmunológico ataca al propio organismo, se ramifica en las llamadas enfermedades autoinmunes. Estas enfermedades también pueden acontecer por otros factores como una predisposición genética, interferencia de sustancias químicas, por acción del medio ambiente, exposición a la radiactividad, cambios en la dieta y diversos factores desencadenantes. Lupus, diabetes tipo 1, tiroiditis crónica, el vitíligo y la esclerosis múltiple son algunas de las enfermedades autoinmunes más conocidas.

La enfermedad de Crohn propiamente dicha no es una enfermedad autoinmune, pero muchas veces se le considera como tal. Una enfermedad autoinmune produce anticuerpos (células de defensa) que van dirigidas a combatir determinadas regiones del cuerpo, aunque no se encuentren infectadas. La enfermedad de Crohn, por otra parte, es una enfermedad inflamatoria que se presenta con un estado inmunológico muy alterado y que, debido a esto, termina siendo considerada como una enfermedad autoinmune, aunque de forma oficial no lo sea.

¿Entonces, qué es la enfermedad de Crohn?

Como puedes darte cuenta, la enfermedad de Crohn va de la mano con la inflamación, el sistema inmunológico y el intestino. De hecho, se trata de una irritación crónica del tracto digestivo, cuyos síntomas se manifiestan principalmente en el íleon, una sección al final del intestino delgado. Aparece más frecuentemente en personas entre los 20 y 40 años, pero puede aparecer a cualquier edad, además afecta por igual tanto a hombres como mujeres.

intestino bacterias

Dado que es una inflamación, el tejido del intestino se ve completamente comprometido. Entre los síntomas que se pueden experimentar están los dolores abdominales, la fiebre, diarrea, pérdida de peso y debilidad. La debilidad es causada por qué el intestino deja de absorber los nutrientes de los alimentos con eficiencia.

Cuando la enfermedad se encuentra en un estado más avanzado, puede desencadenar síntomas peores como dolores articulares, llagas en la piel, aftas, nódulos rojos y dolorosos, hinchazón en los ojos, piedras en los riñones y en la vesícula. En casos aún más graves puede conducir a una ruptura intestinal.

Como es posible deducir, los síntomas que pueden indicar la presencia de la enfermedad de Crohn son variados, y desafortunadamente muchas veces estos síntomas son ignorados – la persona cree que simplemente tiene un mal sistema digestivo y no se da cuenta lo que hay tras de eso.

Resulta imprescindible buscar ayuda médica si existe cualquier indicio. Tras indagar el historial de salud, el profesional solicitará algunos exámenes clínicos, de imagen y sanguíneos, que pueden ayudar a formalizar un diagnóstico.

Desafortunadamente, todavía no existe cura para la enfermedad. Sin embargo, el tratamiento promete aliviar los síntomas y ofrecer una mejor calidad de vida al paciente – la intervención quirúrgica es recomendada solo para los casos más graves, cuando existe obstrucción intestinal, hemorragias, fistulas y enfermedad perianal.

Además de los tratamientos con fármacos y las cirugías, el paciente debe adoptar hábitos saludables eliminando aquellos que puedan desencadenar nuevas crisis. Se debe dejar de fumar, iniciar un régimen de actividades físicas moderadas, identificar los alimentos que provocan irritaciones y evitar su consumo, controlar el peso, evitar situaciones de estrés, dejar de consumir alimentos grasosos y ricos en fibra, y siempre buscar ayuda médica si se observan señales de sangre en las heces.

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