El Credo de Einstein, la religión del genio

En agosto de 1932, Albert Einstein escribió en el poblado de Caputh, en Alemania, un texto que tituló “Mi Credo”, definiendo sus ideologías políticas durante su última etapa en Berlín. El documento original se escribió a mano y fue confiado a Konrad Wachsmann, el arquitecto que diseñó su casa de descanso.

einstein

Hacia finales del mes de septiembre del mismo año, Einstein leía su credo a viva voz ante la Liga Alemana de Derechos Humanos. Existen, supuestamente, solo 10 grabaciones originales en vinilo de estas palabras. En seguida, puedes darle un vistazo a la traducción del credo de Einstein, cortesía de los Archivos de Albert Einstein, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel.

vinilos mi credo Einstein

Prácticamente se hace innecesario mencionarlo, pero Einstein era un hombre realmente fascinante. Apenas hace un mes el proyecto Einstein Digital anunció que el acervo de 80 mil documentos heredados por el genio se encuentra en proceso de digitalización para que pueda ser consultado libremente en línea por el público. Uno de los documentos más destacados hasta la fecha es una carta de Einstein a Marie Curie en 1911, en la que dice, de una forma muy simple, a su estimada colega, que ignore a los enemigos. Otro es el credo de Einstein, dale un vistazo:

credo einstein

“Mi Credo

Resulta una bendición especial pertenecer a aquellos que pueden dedicar sus mejores energías a la contemplación y exploración de las cosas objetivas y atemporales. Qué feliz y agradecido estoy por haber recibido esta bendición, que otorga un alto grado de independencia en relación al destino personal de alguien y la actitud de sus contemporáneos. Sin embargo, esta independencia no debe habituarnos a la conciencia de los deberes que constantemente nos atan al pasado, presente y futuro de la humanidad en general. Nuestra situación en la Tierra parece extraña. Cada uno de nosotros se aparece aquí, involuntariamente y sin ser invitado, para una estadía corta, sin saber por qué o para qué. En nuestro día a día únicamente percibimos que el hombre está aquí para el bien de los otros, para aquellos que amamos y por muchos otros seres cuyo destino está conectado con el nuestro. Muchas veces me perturba la idea de que mi vida está basada en gran parte en el trabajo de mis compañeros seres humanos, y soy consciente de mi enorme deuda con ellos.

No creo en el libre albedrio. Palabras de Schopenhauer: “El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera”, me acompañan en todas las situaciones a lo largo de mi vida y me reconcilian con las acciones de los otros, incluso aunque me resulten muy dolorosas. Esta conciencia de la falta de libre albedrio me impide tomarme a mí mismo y a mis colegas muy en serio como individuos de acción y decisión, y me hace perder los estribos.

Nunca codicié riqueza ni lujo y hasta lo desprecio de cierta forma. Mi pasión por la justicia social muchas veces me llevó a un conflicto con las personas, así como mi aversión a cualquier obligación y dependencia que no considero absolutamente necesarias. Tengo un gran respeto por el individuo y una aversión insuperable por la violencia y el fanatismo. Todos estos motivos me hicieron un pacifista apasionado y antimilitarista. Estoy contra cualquier chovinismo, incluso bajo el disfraz de un simple patriotismo.

Los privilegios basados en la posición y propiedad siempre me parecieron injustos y perniciosos, así como cualquier culto exagerado a la personalidad. Soy un adepto al ideal de la democracia, aunque conozco muy bien las debilidades de la forma democrática de gobierno. La igualdad social y la protección económica del individuo siempre me parecieron objetivos comunes importantes del estado.

Aunque sea un típico solitario en mi vida diaria, mi conciencia de pertenecer a la comunidad invisible de aquellos quienes luchan por la verdad, la belleza y la justicia me impide sentirme solo.

La experiencia más bella y más profunda que un hombre puede tener es el sentido del misterio. Es el principio fundamental de la religión, así como de todo esfuerzo serio en el arte y en la ciencia. Aquel que nunca tuvo esta experiencia me parece que, si no está muerto, entonces, por los menos debe estar ciego.

Darse cuenta que detrás de todo lo que puede ser experimentado hay algo que nuestra mente no puede comprender, cuya belleza y magnificencia nos alcanza apenas indirectamente: eso es religiosidad. En este sentido, soy religioso. Para mí, basta cuestionar estos secretos e intentar humildemente entender con mi mente una mera imagen de la estructura elevada de todo lo que existe.”

firma einstein

Lo dicho, un hombre realmente admirable.

Fuentes einstein-website.de y sciencealert.com

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10 comentarios en «El Credo de Einstein, la religión del genio»

  1. sera? si es cierto vaya quien lo diria, pero mucho ojo con todo lo que se dice de alguien, de seguir asi el mito superara pronto a el fisico, buen post hery saludos

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