Duro de matar

Michael Malloy era un bombero de cincuenta años de edad, y un borracho a tiempo completo. Al igual que muchos en su situación, pasaba más tiempo bebiendo que trabajando, pero vivió en la década de 1930 en Nueva York y su hobby pasó a ser ilegal. Un cliente habitual en la taberna local, Malloy también se convirtió en la figura central en otro crimen: el fraude de seguros. La estafa: matar a alguien y cobrar su seguro de vida. Su papel: ser el tipo que muere.

veneno

Michael Malloy no era muy bueno haciendo este papel.

A finales de 1933, la Ley Seca habría llegado a su fin. Pero en enero, cinco hombres en el bar clandestino frecuentado por Malloy llegaron con un esquema para hacerse ricos rápidamente. El plan era sencillo: Malloy, un alcohólico sin hogar que parecía al borde de la muerte, sería el encargado de sacar tres pólizas de seguros de vida con los nombres de los cinco conspiradores como beneficiarios. Uno de los cinco, un hombre llamado Tony Marino, proporcionaría a Malloy todo el licor que pudiera beber, y algo más. Malloy, según el plan, tendría que ahogarse en el alcohol para finalmente morir.

Según lo contado por el New York Daily News, la primera parte del plan de los conspiradores resulto sin contratiempos. A Malloy le prometieron bebidas gratis si firmaba, supuestamente, una serie de peticiones para colocar a un amigo del bar clandestino en las próximas boletas electorales. En verdad se trataba de los formularios necesarios para abrir las pólizas de seguro (ayudados por un torcido representante de seguros) con una valor de $60,000 dólares, en caso de que Malloy muriera de forma accidental. Pero a partir de ese momento todo salió mal.

Beber durante días y días no mató a Malloy. Así que subieron las apuesta y le dieron de beber anticongelante. Malloy terminó desmayado, pero sobrevivió y regresó a la taberna para seguir bebiendo. Así que el quinteto intento con aguarrás en lugar del anticongelante. Malloy sobrevivió y regreso nuevamente. Sin embargo el aguarrás tuvo un efecto de reacción lento y Malloy finalmente…

No, aun seguía vivo.

De hecho, el tipo sobrevivió a otros intentos de envenenamiento como veneno para ratas en sus tragos, ostras empapadas de metanol y sardinas mezcladas con veneno y tachuelas. Los asesinos fracasados idearon una táctica diferente: esperaron una noche muy fría y le dieron de beber a Malloy hasta que se desmayó (cosa regular en él), luego lo dejaron en la nieve, en temperaturas bajo cero. Al día siguiente Malloy volvió al bar para tomarse una copa.

Viendo que los sutiles métodos empleados fallaron, los cinco intentaron algo más drástico. Uno de ellos, Hershey Green, conductor de un Taxi emborrachó a Malloy (la parte fácil) y luego le pasó por encima mientras conducía a 45 millas por hora. Y finalmente, Malloy fue al hospital, tres semanas más tarde, regresó al bar, con moretones y lesiones, pero muy vivo.

Al final, sí, la vida de Malloy finalmente terminó. Los cinco conspiradores lo asesinaron, luego de que Malloy se encontrara inconsciente por su borrachera le introdujeron un tubo de gas por la garganta. El 22 de febrero, entre cuatro y seis semanas después de la campaña para matarlo, Malloy murió oficialmente de neumonía y fue sepultado.

Sin embargo, los conspiradores no pudieron mantener su plan se escape, como la capacidad de Malloy para evitar la muerte se convirtió en una leyenda local. En última instancia, las autoridades exhumaron el cuerpo de Malloy y por medio de una autopsia, detectaron el juego sucio. Los cinco conspiradores fueron juzgados por asesinato y condenados, todos, excepto Green, fueron ejecutados por su crimen.

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6 comentarios en «Duro de matar»

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