Curiosidades extraordinarias

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El término albóndiga -o almóndiga- viene del árabe al-bunduqa, que significa avellana y alude a la forma de esas bolas de carne que siguen preparándose como en la antigüedad: con una mezcla de carne de vacuno y cerdo, huevo, perejil y pan rallado.

Aunque parece que respiramos por ambos lados de la nariz, lo cierto es que usamos alternativamente los orificios derecho e izquierdo.

Como no podía ser de otra manera, el retrete lo inventó un poeta, concretamente el inglés John Harrington en 1850.

El circo moderno surgió en Inglaterra en 1768. El responsable fue el sargento mayor Philp Astley, quien presentó un espectáculo ecuestre tras haber descubierto que al galopar en círculo era capaz de mantener el equilibrio sobre el lomo de su caballo. Después de determinar la medida estándar de la pista (13 m. de diámetro), Astley contrató a un payaso y una banda de música para diversificar su función. Más adelante construyó un techo sobre el recinto y colocó un escenario para realizar representaciones teatrales. El circo Astley pasó a la historia como el primero en su género.

La frase «andar en fila india» alude a una costumbre de los indios de Norteamérica, que caminaban en fila de uno con el fin de no dejar huella. De esta manera, sus enemigos, los soldados americanos, no podían saber cuántos eran.

Indiana, el mítico aventurero era en realidad el nombre del perro del director de la saga, George Lucas. Y no sólo lo inspiró para bautizar al doctor Jones, también ideó a Chewbacca, el peludo copiloto de Harrison Ford en «La guerra de las galaxias» a imagen y semejanza de su can.

El término «ojalá» tiene su origen en el antiguo idioma árabe hispano, concretamente en la expresión «in sha´a Allah» que significa «si Dios quiere«.

La razón de referirnos a alguien atractivo como que es «una perita en dulce» es porque fueron estas, las peras, las primeras frutas endulzadas y el azúcar cristalizado las hacía brillar como joyas en las bandejas de las confiterías, convirtiéndolas en objeto de deseo.

Según sus muchos biógrafos, William Shakespeare encontraba la inspiración en los porros de marihuana de los que era un consumidor habitual.

Los esquimales se llaman a sí mismos y prefieren ser llamados inuit, que en su lengua significa persona. La palabra esquimal procede de la lengua cree, hablada por sus vecinos del sur de la bahía de Hudson y literalmente significa «comedor de carne humana«.

Se denomina «bocado de Adán» a la nuez de los hombres porque, según la tradición cristiana, los varones tienen atravesado en la garganta un trozo del fruto prohibido que mordió el primero de ellos.

Los preservativos no son un invento moderno precisamente. Ya los egipcios los usaban, fabricándolos de piel de cocodrilo, mientras los de los romanos estaban hechos de vejigas e intestinos de animales.

En Europa, los primeros preservativos nacieron en el siglo XVI y estaban fabricados de lino. El inventor fue un médico italiano Gabriel Fallopius y se conocieron con el nombre de “abrigos”. La palabra “condón”’ fue acuñada en el siglo XVII por el doctor Condón, médico del rey Carlos II de Inglaterra. A fines del siglo XIX los condones eran lavables y se vendían con una maquinita para sacarlos y enrollarlos. Los de látex no aparecieron hasta el año 1930.

Los relojes antiguos representan el 4 como IIII y no como IV. La razón es que los romanos decidieron hacer este cambio como una muestra de respeto al dios Júpiter, identificado en la mitología con las siglas IV.

En la Antigüedad precristiana fue un hecho absolutamente común, aceptado y extendido, que todos los grandes personajes, ya fuesen reyes -desde Mesopotamia y Egipto a China y Japón-, fundadores de grandes filosofías y religiones -Buda, Krisna, Confucio, Lao-Tsé-, o pensadores -Pitágoras, Platón, etc.-, gozasen del privilegio de ser considerados hijos de una madre virgen y de un dios.

El cine público en activo más pequeño del mundo se encuentra en un edificio similar a una casita de muñecas situado en el parque romano de Villa Borghese. Proyecta películas para niños.

Aunque existe documentación sobre cierto producto que blanqueaba los tejidos hace más de 5.000 años, la lejía que conocemos hoy la inventó el químico francés Claude Louis Berthollet a finales del siglo XVIII. Por entonces, aquel producto desinfectante y con propiedades blanqueadoras, se conocía con el nombre de «agua de Javel«.

Los años bisiestos tienen 366 días, uno más que los ordinarios. Este día extra se añade en febrero, que pasa a tener 29. Así se pretende corregir un desfase en la duración real del año, que es de 365 días y 6 horas aproximadamente, y cada cuatro se suman 24 horas más.

Fuente: peluche.bitacoras.com

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3 comentarios en «Curiosidades extraordinarias»

  1. Un año es bisiesto si es divisible entre 4, excepto el último de cada siglo (aquel divisible por 100), salvo que este último sea divisible por 400.

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