La ocasión en que los críticos de arte fueron engañados por un burro

Que me perdonen (yo sé que no lo van hacer) los críticos del arte, el cine, la literatura… pero su papel siempre me ha parecido un poco cruel, pues juzgan y encasillan el trabajo de otros pudiéndolos hundir en la miseria.

Coucher de soleil sur l’Adriatique
Coucher de soleil sur l’Adriatique

Siempre me he preguntado ¿por qué si saben y entienden tanto el arte, no nos deleitan con sus obras? Pese a lo “entendidos” que son en el tema, no es nada raro que se equivoquen cuando elaboran alguna reseña crítica respecto a un trabajo. Justamente eso fue lo que aconteció con el cuadro “Coucher de soleil sul l’Adriatique”.

Acontecía el año de 1910 y la exposición Salón de los Independientes, organizada cada año en París por la Sociedad de los Artistas Independientes, exhibía una obra que llamó la atención de los críticos y que todos elogiaron de una forma abrumadora. El nombre de este maravilloso cuadro era “Coucher de soleil sul l’Adriatique” (Puesta de sol en el Adriático) supuestamente pintado por un artista genovés, completamente desconocido, llamado Joachim-Raphaël Boronali.

Al final de la exposición, cuando el cuadro se había convertido en el gran éxito entre la crítica especializada que aclamaba a Boronali, el escritor Roland Dorgelés se presentó en las oficinas centrales del periódico Le Matin para revelar la identidad de Boronali: un burro llamado Lolo.

Dorgelés y algunos de sus compinches llevaron al burro hasta una casa abandonada donde le ataron pinceles al rabo y estimularon al animal para que oscilara de adelante hacia atrás con el fin de que repasara un lienzo providencialmente colocado detrás del él. Además, en tono de expresa burla, Boronali es un anagrama de Aliboron, uno de los nombres en francés dados al burro en la Edad Media.

burro lolo
El burro Lolo

A pesar de la broma, el cuadro fue vendido por 400 francos, una pequeña fortuna para esa época, mismos que fueron donados a un orfanato. Actualmente el cuadro forma parte de la colección permanente del Espace Culturel Paul Bédu en Milly-la-Forêt. Muchos de los críticos de aquella época prefirieron guardar silencio.

Quizá te interesa:

7 comentarios en «La ocasión en que los críticos de arte fueron engañados por un burro»

  1. En lo personal, me parece muy tonta la gente que da valor a lo que dice un critico. Esta gente, en su afan de no verse ingnorante, termina demostrantodolo aun mas, o termina expresando algo totalmente diferente a lo que realmente siente, “me gusta este cuadro, pero el critico dice que es malo, entonces no me debe de gustar” Al demonio los criticos, todos, Ve la pelicula, disfruta la musica, deleitate con un cuadro, y si te gusta, te gusta, pero sin tomar en cuenta lo que opinen los otros.

    Responder
  2. si ponemos atención a la historia del arte, todo esta ocurriendo al reves. comienza con un monton de hippster que quieren llamar la atencion pintando manchas estupidas y feas (ahora) hasta que llegan a crear sorprendentes retratos de personas o paisajes (antes)

    Responder

Deja un comentario