Conspiraciones #2: KH-11.

Larga es la tradición de las potencias en el campo del reconocimiento militar desde el espacio. Sucesivas series de vehículos han enviado fotografías de instalaciones enemigas, misiles y equipos. Al principio la recuperación de las imágenes se realizaba mediante cápsulas, pero a principios de los años setenta del siglo pasado los militares encargaron construir un satélite supersecreto que las enviara directamente por radio. Su aspecto era parecido al del actual telescopio Hubble, pero, en vez de enfocar hacia las estrellas, lo hacía a la Tierra.

  • Secreto: el más avanzado satélite espía estadounidense de la Guerra Fría .
  • Inicio: principios de los años setenta.
  • Fecha en la que fue desvelado: 1978.
  • Momento clave: el robo del manual de funcionamiento y su venta a los soviéticos
  • Protagonista: William Kampiles, trabajador de la CIA.

Los primeros ejemplares se lanzaron a partir de 1976. Sus actividades estaban controladas por la National Reconnaissance Office, un organismo establecido el 25 de agosto de 1960 y desclasificado el 18 de septiembre de 1992, aunque su existencia ya había sido anunciada por el periódico The Washington Post en 1985. En el verano de 1977, William P. Kampiles, un trabajador descontento de la CIA, decidió apoderarse del manual técnico que describía el funcionamiento del satélite.

Amenazado con el despido, dimitió en octubre y en febrero de 1978 viajó a Atenas (Grecia). El día 23 visitó la embajada soviética para vender información. Solo mostró el índice y un dibujo del satélite. El manual completo le fue comprado por 3.000 dólares. Su historia de espías le costaría 40 años de prisión, y el juicio provocó la revelación de la existencia del KH-11. Por el precio de un coche usado, los soviéticos averiguaron la potencia y las limitaciones del más secreto de los satélites estadounidenses.

Fuente: Revista Más Allá, Nº 251.

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