Confusión mortal

Siempre me pregunté, cómo moriría, muchas veces me hice esa pregunta. ¿De qué manera?, a qué edad, en qué situación. Hoy me encontraba con todas las respuestas.Hoy la vida me reprochaba: ¿Querías saber no? Aquí estás…

Era un día normal y feliz, festejábamos los XV de mi prima Isabella, en la Quest negra de mi primo Alberto, reíamos a carcajadas mientras paseábamos a nuestra quinceañera, Alberto estaba al volante y yo a lado, su esposa atrás con la quinceañera y los demás. Era una bella tarde como para un fin tan desagradable. Somos personas humildes, sencillas, normales, trabajadores.

Ninguno estaba en negocios sucios, no teníamos el gran dinero y lujo pero nuestra clase era media, no nos faltaba nada. De nuestra ciudad lamentablemente no podemos decir lo mismo, es una ciudad pequeña pero ya con sus grandes problemas en homicidios y narcotráfico.

Alberto aceleró un poco mientras todos estábamos concentrados entre chistes y risas, nos asustamos con ese acto repentino, yo me gire hacia el parabrisas para saber qué es lo que sucedía. Giré para ver a Alberto, lo vi agitado…

-¿Qué pasa?…
-Nos están siguiendo…
-¿Quiénes?- Pregunté.
-No estoy seguro si es aquel Tsuru rojo con la Ben negra o nos siguen ambos a nosotros…
-No creo, parece que se siguen entre ellos, da ala izquierda…

Alberto giró tal como le dije y efectivamente, era una persecución entre ellos.

Él se tranquilizó, pero todos estábamos aún asustados que paramos de reír y lanzar chistes, era un silencio sepulcral dentro del carro. Dimos unas cuántas vueltas más por la ciudad. Seguíamos con el silencio, por alguna razón a pesar de saber que no nos seguían a nosotros, no seguimos con nuestra alegría. Yo iba viendo al frente, mi primo manejaba despacio.

-Ya vámonos a casa. -Dijo la quinceañera con un gesto aún asustado y aburrido.

-Ok  -Contestó Alberto muy de acuerdo con la proposición.

Estábamos por la carretera, a punto de pasar un puente peatonal por el que cruzaban otras tres vías rápidas y regresivas, nosotros estábamos en la del centro, cuando a mi lado derecho de mi ventanal vi otra vez a ese Tsuru rojo, rebasándonos sin ni siquiera voltear a vernos.

No necesité informarle eso a mi primo, todos nos dimos cuenta, Alberto miró el espejo retrovisor y atrás de nosotros venia también a velocidad la Ben negra, Alberto trató de ponerse lo mas cerca de la orilla para darle paso, este auto aceleró y nos pasó también. ¡Pero hizo algo inesperado!

Todos esperábamos ver que fuera tras el Tsuru rojo pero justo al llegar al puente, se giró a la izquierda del retorno, que obviamente llevaba al camino de regreso.

-Alberto quiso bromear para tranquilizar los nervios un poco.
-Parece que se arrepintió.
-¿Qué vamos a hacer?- Dije con un aire de preocupación.

Yo lo sabía, no corríamos peligro de nada ¿Era necesario preguntar eso?

-Por lo pronto seguir nuestro camino, no nos queda de otra que seguir por esta carretera, es el medio más rápido para llegar a casa. ¿Qué pasa? ¡no se asusten, no nos siguen ni nos buscan a nosotros!- Dijo él.

¿Más tranquilo? ¿Realmente lo estaba? o solo disimulaba porque era el hombre fuerte que siempre lo caracterizó. Tal vez no pasaba nada, era solo cuestión de seguir nuestro rumbo, desviar hacia la calle que lleva a nuestra colonia y perderlos, quizás, a la velocidad que iban, ya estarían por salir de la ciudad.

Alberto aceleró, tal vez con esa misma idea que yo también me formulé analizando la situación, yo saqué medio brazo para agarrarme de mi ventanilla para poder esquivar un poco el golpe del viento por la velocidad y no terminar despeinada y desmaquillada…

Kilómetros adelante, vimos a aquel Tsuru estacionado a la derecha, en ese pequeño espacio que daba entrada hacia una pequeña colonia, vidrios polarizados, silencio, soledad de carretera y casas aparentemente abandonadas.

¿Qué esperaba ese Tsuru?

¿Porqué huía y ahora se encontraba no huyendo si no como esperando a ser encontrado?

Alberto dio más velocidad.

-¡¿Pero que haces?!…- Grité histéricamente, me pareció un acto estúpido de su parte, su instinto solo lo hizo reaccionar. Fue su más grande error.

A pesar de la velocidad, el tiempo se me hacia eterno, como efecto de cámara lenta vi como se abrieron las puertas de aquel Tsuru rojo y bajaban rápidamente de él varios hombres con armas de fuego dispuestos a atacarnos. Mi mano seguía detendiéndome el golpe del viento, sabía lo que estaría a punto de suceder, mil pensamientos corrieron por mi mente, todos en desorden y automáticamente con sentido a la vez.

Empezó la lluvia de disparos, aún me dio tiempo de ver el gesto en el rostro del conductor ya fuera del tsuru cuando me miro a los ojos y gritó: ¡No son ellos! ¡No son…!

Demasiado tarde, no pudo evitar que sus compañeros atacaran sin detenerse sin ni siquiera mirar. Escucho los gritos femeninos de los asientos traseros..

-¡Dios mio nos van a matar, ¡No por favor!…

No logré entender claramente lo demás…bajé la cabeza, cerré los ojos. He ahí mi fin… apreté fuerte los ojos mientras sentía como mis cabellos volaban con el impacto de las balas por arriba de mi cabeza y el viento incontrolable a la velocidad.

Siento dolor… ¿En la garganta? ¿Es posible seguir viva?

Llevé mi mano para tocarme, algo había en mi garganta, podía tocar, podía sentir un pequeño bulto sobre ella ¿Es que acaso nadaba dentro de mi garganta una bala? Por alguna razón sigo consiente de la horrible realidad que estaba padeciendo. Miro hacia el parabrisas de reojo, completamente deshecho, solo había visto una situación así en películas. Pero en este, yo era la protagonista del horrible acontecimiento que no era ficción, si no real.

Sigo con mi mano sobre mi garganta, ¿cuándo acabará esto? y para qué esperar a que termine si ya no hay continuación, estoy consiente de que es cuestión de segundos para dejar de sentir, dejar de ver, de oler, oír… creer.

¿Terminó?…¿Dónde estoy?

Abro lentamente los ojos escucho voces a lo lejos ¿o gritos?, como neblina blanca, borrosa y con mucho esfuerzo alcanzo a ver a mucha gente al rededor de nuestro auto…

-¡¿Señorita, me escucha?!…-Escucho la voz masculina de mi lado derecho de la ventana, tocando mi brazo doblado y suelto.

De vuelta a la realidad, desperté a lo que no era un sueño, recordé los hechos ocurridos, minutos antes. ¿O fueron horas? Giro lentamente la cabeza sin levantarla, no tenia las fuerzas para hacerlo, vi casi de reojo a mi lado izquierdo…

-Por favor Dios que todos estén bien- Mi súplica mental.

-Imposible, sabes que no…-Me tortura mi conciencia.

En el asiento del conductor está mi tío. ¿Y dónde está Alberto?

-Hijo, levántate, ya levántate mijo. Decía mi tío Saúl como si supiera que solo está durmiendo, su voz no era quebrada, no se oía dolor, se oía incrédula. Pero mi tío Saúl no es el padre de Alberto ¿A quién le habla entonces?

¡No puede ser! nooooooooooooo ¿Porqué él? ¿Cómo es que estaba ahí? ¿Cómo es que no me di cuenta de los que jugaban en el último asiento de la Quest?

¡Mi hermanito menor nooooo! ¡No él! no lo puedo creer… Solo tiene 7 años…

Sus ojitos están cerrados, un maldito hueco negro está sobre su frente llena de sangre.

No, no es posible que solo esté durmiendo… él ya está muerto.

No puedo llorar, pero me duele el corazón, siento el sofocamiento desde mi garganta, ya es hora, de cualquier manera no quiero vivir, no lo lograría, es mucho dolor que cargaría de por vida, no podría ver a los ojos a mi madre…

¿Y la fiesta? La quinceañera no llegaría a ella, ¡pobres de nuestros padres!

Aquí ya no existe una segunda oportunidad, cierro lentamente los ojos completamente consiente y resignada a la realidad no sin antes lanzar mi ultimo suspiro…

-Dios mio… ¿porqué?….

Un policía informa al comandante…

-Señor… No quedó ningún sobreviviente, las balas eran de alto calibre y lograron atravesar todos los elementos.

-¿Se ha reportado algún familiar ya?

-Si, un hombre que dice ser el tío de la mayoría de los jovencitos, pero la noticia le ha dado gran impacto que ha quedado como ido de la mente, no responde a ninguna de nuestras preguntas y solo abraza al pequeño niño.

El comandante se acerca al lugar de los hechos…

-Pero qué rayos!… ¡conozco a esta familia! ¡No puedo creerlo!

-Si señor, la mayoría de nosotros conocemos a los integrantes de esta familia, los mataron por error, todo parece ser que fue una confusión… una terrible y mortal confusión.

Escrito por: Swenty

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15 comentarios en «Confusión mortal»

  1. W0o0w, la verdad que fuerte, y es cierto con algunos comentarios, es lamentablemente una realidad en un país como lo es México, que lástima que sucedan cosas así….

    …..sin palabras…….

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  2. bueno es realmente impactante tal como muchos dijeron ,pero creo yo ke esta historia,ha pasado en algun lugar en el esmisferio y seguira pasando ,pero como paramos esto? esta esto en nuestras manos?

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    • por poco que me guste tu comentario andres, si las autoridades no hacen algo pues no podemos hacer otra cosa, aun que soy una persona tranquila, no se que haria si llegacen a lastimar a algun ser querido, por eso yo ya me arme. esperemos que nunca tengamos que usar las armas, y si si, pues ni modo

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