Desde el 27 de octubre, fecha en que la segunda temporada de Stranger Things salió al aire, no se habla de otra cosa en Internet. Si aún no terminas de ver todos los episodios de la temporada, probablemente ese amigo que se aventó el maratón de fin de semana ya haya soltado uno que otro spoiler.
Estamos a poco menos de dos semanas de que se estrene la segunda temporada de Stranger Things, una de las series más exitosas de Netflix. Y si hay algo que debemos admirar del departamento de marketing de la empresa es que suelen pensar fuera de la caja al meterse en territorios que muchas veces resultan inquietantes.
Muchos consideran a Black Mirror una serie deprimente y antihumana. Y es que, en esencia, es un espectáculo que repasa formas hipotéticas en que la tecnología cambia y deforma a la humanidad. Sin embargo, bajo el caparazón misantrópico y tecnófobo de la serie, existe una reflexión sobre nuestros puntos débiles y errores cotidianos. Ese toque casi imperceptible de simpatía con los humanos hace que Black Mirror se mantenga como una serie fresca e interesante.
Con la llegada de un nuevo y poderoso integrante al lado de los malos, la guerra entre vivos y muertos se ha vuelto un asunto de extrema importancia para Poniente. Advertencia: la siguiente publicación está repleta de spoilers para aquellas personas que no llevan la serie al corriente.
Rick y Morty llegó hasta mí por pura casualidad, gracias a una recomendación del algoritmo de Netflix (sí, a veces funciona). Sinceramente no esperaba mucho, pero en los primeros minutos me di cuenta que había descubierto una auténtica maravilla y me enganché.
De acuerdo con una vieja teoría que viene adquiriendo fuerza a últimas fechas, la llegada del invierno llevará oscuridad y muerte a uno de los principales personajes de la serie a manos de la pequeña Stark. Advertencia: la siguiente publicación contiene spoilers.
