Desde la antigüedad, se relatan historias de seres especiales que representaban a los dioses y formaban parte de la estructura social aplicando castigos pero también enseñando y educando sobre el bien y el mal.
¿Alguna vez te has detenido a apreciar una luna llena y a distinguir esa mancha que se parece a un conejo? En diversas culturas alrededor del mundo existen leyendas que hacen alusión a esta silueta. El dichoso “Conejo en la Luna”, no es más que una mancha en la superficie lunar que muchas personas aseguran se parece a la silueta de un conejo sosteniendo un tazón, o simplemente un conejo.
La Hidra de Lerna era una animal perteneciente a la mitología griega, descendiente de los monstruos Tifón y Equidna, que vivía en un pantano del lago Lerna, en Argólida, sobre la costa este del Peloponeso. La Hidra era un ser con el cuerpo de un dragón y siete cabezas de serpiente (algunas versiones dicen que eran cuatro, otras nueve y algunas más arriesgadas ponen números mayores), poseedora de una rápida capacidad de regeneración y cuyo aliento era poderosamente mortal.
Dentro de la mitología griega, Prometeo fue el titán que creó a los humanos valiéndose del agua y la tierra. Es el hijo de los titanes Tetis y Jápeto (aunque algunas fuentes señalan que su madre fue Climena, la hija del titán Océano), hermano de Epimeteo, Atlas y Menecio; y es padre de Deucalión.
Tlaltecuhtli era una monstruosa divinidad azteca asociada con la tierra, de ahí que muchos la conozcan como la “devoradora y dadora de vida”. Su nombre es masculino, sin embargo, los textos aztecas la refieren como una diosa. Además, sus representaciones en códices y monolitos la exhiben con características femeninas.
Poseidón era el supremo dios griego de los mares, también conocido como Neptuno por los romanos. Era hijo de los titanes Cronos y Rea, y hermano de Zeus, Hades, Hestia, Deméter y Hera. Junto con sus hermanos derrocaron a los titanes y se hicieron con el poder. Zeus se convirtió en el supremo gobernante dios de los cielos y de la tierra, Hades se convirtió en el señor del inframundo, y Poseidón recibió el dominio de los océanos. Aunque era uno de los dioses del Olimpo, vivía en un palacio en el fondo del mar.
